Yo no sé si
estoy enamorada de ti. O si tan sólo te quiero para mí. Hace tiempo que no
puedo distinguir los sentimientos con la precisión de antes, de aquel tiempo en
el que todo era más fácil. A lo mejor quiero llorarte. A lo mejor
inconscientemente me apetece ser mártir. Tu mártir. O a lo mejor sólo quiero
olvidarte y cuando lloro, lloro porque siento que no aguanto ni un minuto más
contigo amarrado a mi piel, sin una solución rápida que me permita deshacerme
de ti para siempre. En mis mejores sueños, sueño que te olvido. Incluso en
sueños, soy yo la que lucha, la que huye, la que se siente quebrar por dentro.
Y tú el que echa la vista a un lado, el que desaparece, el ser que no me
quiere. No es posible que te quiera, cuando no te deseo en mi vida. Cuando sé
que no eres para mí. No es posible saberme tan perfecta cuando estamos juntos y
que, al desaparecer tú, desaparezca contigo toda mi perfección. Siendo sincera
y honesta, es precioso sentirte cuando estás cerca. Quizá tú hayas sido una de
las mejores sensaciones de toda mi vida.
Pero es tan horrible lo que dejas cada vez que desapareces, que no existe nada en el mundo que tú puedas hacer que compense todo el daño que me produce el sólo y simple hecho de que te marches.
Pero es tan horrible lo que dejas cada vez que desapareces, que no existe nada en el mundo que tú puedas hacer que compense todo el daño que me produce el sólo y simple hecho de que te marches.