Cuando Ra todavía gobernaba el Mundo, fue advertido de que su hija Nut
(Rea), diosa de los espacios celestes, tenía comercio secreto con Geb (Cronos),
dios de la Tierra, y que si en algún momento diese a luz un niño, este
gobernaría la humanidad, por lo que Ra maldijo a Nut de manera que nunca podría
tener un hijo en ningún día y ninguna noche del año ("Asi nunca Nut pueda
dar a luz niño alguno ni en el transcurso del mes ni en el transcurso del año").
Nut pidió consejo al gran Thot (Hermes), dios de la sabiduría, quien por cierto
estaba enamorado de la diosa, de la que también había obtenido favores en
su momento. Este, por medio de su sabiduría, encontró la forma de evitar la
maldición. Thot acudió a Jonsu, dios lunar, cuyo brillo era entonces
casi como el del Sol y lo desafió a un juego de mesa, en el que Jonsu apostaba
su propia luz. Ambos jugaron y la suerte siempre estaba de parte de Thot, hasta
que Jonsu fue derrotado. La apuesta consistía en 1/72 parte de la luminosidad
diaria de la Luna, y desde entoces Jonsu no ha tenido suficiente fuerza para
brillar a lo largo del mes, por eso mengua y se recupera. Con esta luz
Thot creo 5 nuevos días, conocidos como epagómenos, en el calendario que hasta
entoces constaba de 12 meses de 30 diás cada uno y los añadió justo al final
del año, de manera que no pertenecían ni al año viejo ni al nuevo. Así
Nut pudo tener a sus 5 hijos, y al mismo tiempo se cumplió la maldición de Ra.
Primero nació Osiris, y su nacimiento fué anunciado como el de un dios
bondadoso y benefactor del pueblo (" El gran señor de todas las cosas ha
aparecido bañado por la luz"). El segundo fue reservado para el
nacimiento de Horus (Apolo), hijo de Osiris e Isis, el tercero para Seth
(Tifón), quien no nació ni en el tiempo que le correspondía ni por el camino
adecuado, sino rasgando el costado de su madre Nut. El cuarto día nació Isis ,
entre las marismas, y el último Neftis (Afrodita, Teleuté y Victoria).
Osiris, el primogénito, era el heredero del reino y representaba el lado
bueno, la regeneración y la fertilidad de la tierra, mientras que Seth
representaba la aridez, el lado oscuro y las zonas desérticas. Con el
tiempo Osiris se casó con su hermana Isis, a quien amaba desde el vientre de su
madre. Seth se casó con Neftis, pues al ser un dios sólo una diosa podía ser su
esposa. Isis, la más inteligente de los 4 hermanos, obtuvo con destreza el
nombre secreto de Ra, el nombre que le otorgaba poder y grandeza (Véase historia de
Ra) y con el tiempo Osiris se convirtió en el Rey de Egipto. En
aquellos tiempos la humanidad vivía en estado salvaje, practicando el
canibalismo, y fue Osiris quien enseñó a su pueblo a cultivar los
campos, aprovechando las inundaciones anuales del Nilo, y cómo segar y
recoger la cosecha para alimentarse. También les enseñó como sembrar vides y
obtener vino (de ahí la asociación griega con Dionisio) y la forma de
fabricar cerveza a partir del cultivo de cebada. Pero no sólo enseñó al pueblo
cómo alimentarse y cultivar sino que le dió leyes con las que regirse en paz,
la música y la alegría y les instruyó en el respeto a los dioses.
Cuando había acabado su función Osiris partió a proclamar sus enseñanzas
en otra tierras, dejando a cargo de Egipto a Isis quien gobernó sabiamente en
ausencia de su marido. Pero Seth odiaba a su hermano, su poder y su
popularidad, por lo que mientras Osiris se encontraba en otras naciones
confabuló un plan junto con otros 72 conspiradores y la reina de
Kush (Etiopía), Aso. En secreto obtuvo las medidas exactas del cuepo de Osiris
y fabricó un cofre de maderas nobles, ricamente adornado, como un Rey se
merecía y en el que encajaba perfectamente el cuerpo de su hermano. Tras
el regreso de Osiris, Seth decidió dar un gran banquete en honor a su hermano,
e Isis, enterada de la posible conspiración advirtió a Osiris, quien no vió
nada malo en acudir al banquete. La fiesta, a la que habían asistido los 72
conspiradores, fue grande; las mejores comidas y bebidas y los mejores
bailes de todo el reino. La fiesta y los acontecimientos que se relatan a
continuación se produjeron durante el día 17 del mes Athyr del año 28 del
reinado de Osiris.
En un momento de la fiesta, cuando ya los corazones de los invitados
estaban jubilosos, Seth enseñando el cofre dijo, con voz dulce: "Daré este
cofre a aquel cuyo cuerpo encaje perfectamente en él". Los invitados
fueron probando uno a uno si su cuerpo encajaba dentro del cofre,
pero ninguno lo obtuvo porque para unos era largo o corto y para otros
demasiado ancho o estrecho. Osiris, maravillado por la grandeza del oro y
maderas y por las pinturas que lo adornaban, acercándose a él dijo:
"Permitidme probar a mi". Osiris lo probó y viendo que encajaba
afirmó: "Encajo y será mio para siempre", a lo que Seth respondió
"Tuyo es, hermano y de hecho lo será para siempre" y cerró la tapa
bruscamente, clavándolo luego con ayuda de los invitados y sellándolo con plomo
fundido. El cofre fue transportado hasta el Nilo donde lo arrojaron.
Hapi, el dios del Nilo, lo arrastró hasta la costa fenicia, junto a la ciudad
de Byblos, donde las olas lo lanzaron contra un arbusto de tamarisco, en el que
quedó incrustado. El arbusto creció y se convirtió en un grandioso árbol
con el cofre incrustado en su tronco. Pronto se corrió la voz de la grandeza
del arbusto por las tierras del reino y el rey Malcandro, avisado de la
extraordinaria apariencia del árbol, se acercó al lugar. ordenando fuese
talado, para, con é,l construir un pilar que en adelante sujetara el techo de
su palacio. Isis, enterada de la traición de Seth, se propuso encontrar el
cadaver de su marido para darle la justa sepultura, digna de un dios, y partió
en su busca junto a su hijo Horus, también llamado Horus el Niño o
Harpócrates, encontrando refugio en la isla de Buto en la que vivía
Uadyet, a quien los hombres llamaban también Buto o Latona, y le confió a
Horus, temiendo que el odio de Seth acabase con la vida de su hijo de la misma
forma que había acabado con la de su marido.
Isis deambuló por toda la tierra en busca del cuerpo de Osiris,
preguntando a todos los que veía, pero no había hombre ni mujer que
conociese el paradero del cofre, y la magia que Isis poseía no tenía
efectos en tales circunstancias. Hasta que encontró a unos niños que jugaban en
la ribera del río, quienes la informaron de la rama del Nilo por la que había
llegado el cofre al mar. Además Isis descubrió meliloto en la corona que
Osiris había dejado cerca de Neftis, signo inequívoco del comercio que
éste había mantenido con su hermana Neftis, a quien confundió con la misma
Isis. De esta unión nació Anubis a quien Neftis había escondido al dar a
luz por miedo a la posible venganza de Seth. Isis, guiada por perros, le encontró,
le cuidó y alimentó y desde entonces Anubis se hizo su guardián y acompañante.
Después Isis, solicitando siempre la ayuda de los niños, averiguó que el
cofre había llegado hasta la localidad de Byblos, noticia que le había sido
transmitida por un viento divino. Llegó a esta ciudad y se sentó en la orilla
del mar. Las doncellas de la reina Astarté, esposa de Malcandro, bajaban
cada día al río a bañarse e Isis, a la salida del baño, les enseñó cómo
peinarse, trenzando sus cabellos, y las perfumó con las fragancias que emanaban
de su cuerpo. Cuando las doncellas regresaron a palacio su señora quedó
maravillada por sus nuevos peinados, hasta entonces desconocidos, y por las
fragancias con las que habían sido ungidas. Las doncellas le relataron su
encuentro con una mujer que se encontraba en la orilla, una mujer solitaria y
triste que las había peinado y perfumado con sus fragancias. La reina mandó a
buscarla y le propuso a Isis que sirviese en palacio cuidando de su pequeño
hijo, que se encontraba débil y enfermo, al borde de la muerte. Isis aceptó
diciendo 'puedo hacer que este niño sea grande y poderoso, pero lo haré con
medios propios y nadie debe interferir en mi obra'. Poco a poco el niño fue
creciendo aunque Isis no hizo más que darle a chupar su dedo, en lugar del
seno. Más tarde Isis, que sentía gran afecto por el niño, decidió hacerlo
inmortal, quemando sus partes mortales. Por la noche ponía grandes troncos en
el fuego y arrojaba al niño a las llamas; después se convertía en una
golondrina y emitía grandes lamentos en torno al pilar en el que se encontraba
Osiris. La reina preguntó a sus sirvientes si conocían qué hacía su amiga para
que el niño se hubiese restablecido de esa forma, pero nadie conocía el secreto
de la diosa, por eso una noche, ávida de curiosidad acudió a espiar a
Isis y cuando vio que su hijo era arrojado al fuego fue a rescatarlo,
privándole de la inmortalidad. Isis entonces pronunció las siguientes
palabras: '¡Oh madre imprudente! ¿Por qué has cogido al niño?, sólo unos días
más y todas sus partes mortales habrían sido destruidas por el fuego y, como
los dioses, habría sido inmortal y joven por siempre'. En ese instante Isis
adoptó su verdadera forma y la reina advirtió que se encontraba ante una
diosa. Los reyes ofrecieron a Isis los mejores regalos que podía imaginar, pero
ella sólo pidió una cosa: el gran pilar de tamarisco que sujetaba el palacio y
todo lo que en él estuviese contenido. Cuando se lo ofrecieron Isis lo abrió,
sin ningún esfuerzo, y tomó el cofre, devolviendo el pilar al Rey cubierto
por una fina tela ungida en esencias y flores. Este trozo de madera se mantuvo
en Byblos como el pilar que una vez albergó el cuerpo de un dios, y como tal,
fue largamente venerado. Cuando Isis recogió el cofre que contenía el cuerpo difunto
de su marido, se estremeció, dejándose caer sobre él y de ella emergió un
lamento tan profundamente agudo que el más pequeño de los hijos del rey
quedó como muerto en ese mismo instante. Isis cargó el cofre en un barco
ofrecido por el rey y partió hacia Egipto en compañía del mayor de los hijos
del rey. En la travesía a lo largo del río Fedros (Ouadi-Fedar actualmente)
soplaba un viento extremadamente fuerte y violento. Isis, en un momento de
irritación, desecó el curso. Cuando Isis se creía segura y sola decidió abrir
el cofre que contenía el cuerpo de su marido, a quien besó. Pero el principe se
encontraba cerca observándola. Isis le descubrió y fue tal la mirada que surgió
de sus ojos que el hijo del rey falleció en el momento.
A su llegada a Egipto, Isis escondió el cofre en los pantanos del Delta y
acudió a Buto en busca de Horus. Seth, que se encontraba cazando jabalíes
una noche, encontró, por la luz de la Luna, el cofre y lo reconoció.
Encolerizado por el hallazgo lo abrió, tomó el cuerpo de Osiris y lo despedazó
en 14 trozos que esparció a lo largo del Nilo para que sirviese de alimento a
los cocodrilos. "¿No es posible destruir el cuerpo de un dios?".
"Yo lo he hecho - porque yo he destruido a Osiris"! dijo Seth riendo,
y su risa se oyó en todos los rincones de la Tierra, y todos aquellos
quienes la percibieron temblaron, estremeciéndose de terror.
Isis debía empezar de nuevo su busqueda, pero esta vez no se encontraba
sola, contaba con su hermana Neftis, esposa de Seth, con quien estaba enfrentada
en su rivalidad con Osiris y con Anubis, hijo de Osiris y Neftis. En su
búsqueda iba acompañada y protegida por 7 escorpiones, viajando por el Nilo en
una barca de papiro, y los cocodrilos en reverencia a la diosa ni tocaron los
trozos de Osiris ni a ella. Por eso en épocas posteriores cuando alguien
navegaba por el Nilo en un barco de papiro se creía a salvo de los cocodrilos,
pues se pensaba que estos todavía creían que era la diosa en busca de los
trozos del cuerpo de su marido. Poco a poco Isis fue recuperando cada uno de
los trozos del cuerpo, envolviéndolos en cera aromatizada, y en cada lugar
donde apareció un trozo, Isis entregó a los sacerdotes la figura, obligándoles
a jurar que le darían sepultura y venerarían, además de consagrarle el animal
que ellos mismos decidiesen al que venerarían con los mismos honores en vida,
cuando muriese y tras su muerte. Sólo un pedazo quedó por recuperar, el
miembro viril, comido por el lepidoto, el pagro y el oxirrinco, especies que
quedaron malditas a partir de ese momento, y nunca más ningún egipcio
tocaría o comería pez de esta clase (estas especies inspiraban terror a los
egipcios). Isis reconstruyó el cuerpo y con su magia asemejó el miembro
perdido, consagrando así el falo, cuya fiesta celebrarían mas tarde los
egipcios. Gracias a Anubis lo embalsamó, convirtiéndose en la
primera momia de Egipto, y lo escondió en un lugar que sólo ella conocía y que
permanece oculto y secreto hasta este día.
